lunes, 1 de mayo de 2017

¿Reaccionamos igual ante un mismo aceite esencial?

Es frecuente que en las charlas y cursos, al oler un aceite esencial o esencia, haya una valoración diferente sobre éste a nivel olfativo: alguna persona a la que ese aroma le agrada, personas a las que no les apasiona pero tampoco les desagrada, y alguien que siente una sensación incómoda o de rechazo. E insisto, sobre el mismo aceite esencial. 

Además de esta percepción olfativa, también solemos encontrar lugares diferentes donde cada persona "sentimos" el aroma o donde "nos llega": garganta, estómago, cabeza, corazón...  Entonces, es habitual que se busque la respuesta correcta, la que nos pueda ofrecer la persona que nos está transmitiendo para cerciorarnos de que lo que estamos sintiendo es correcto o no, o la del autor que estemos leyendo o consultando. 



Para entender esto, necesitamos saber que el sistema límbico es una parte del cerebro reptiliano. Es la interfaz entre el cerebro y el mundo exterior. El sistema límbico es la sede del centro emocional y es en parte responsable de nuestra respuesta de lucha o de huída, nuestra reacción emocional a algo, también vinculado con nuestras secreciones hormonales, la motivación, el reflejo de dolor y nuestras fluctuaciones del estado de ánimo. Todos hemos tenido la experiencia donde un olor particular, nos ha traído de nuevo a un tiempo anterior, a un lugar de la memoria pasada, a un recuerdo. Los aceites esenciales afectan nuestra mente y nuestras emociones. Todos los aromas tienen un potencial impacto emocional que puede penetrar profundamente en la psique.



El olfato es el único de los cinco sentidos físicos que está directamente vinculado con el lóbulo límbico del cerebro, nuestro centro de control emocional.
La ansiedad, la depresión, el miedo, la ira, la alegría, todos se originan físicamente de esta región. Una cierta fragancia puede evocar recuerdos y emociones antes de que estemos siquiera consciente de ello. Cuando se refiere a los olores, reaccionamos primero y pensamos después. Todos los demás sentidos físicos circulan a través del tálamo, que actúa como el cuadro de distribución para el cerebro, que transmite los estímulos en la corteza cerebral (el centro de pensamiento consciente) y a otras partes del cerebro. Los aceites esenciales nos permiten acceder a las emociones almacenadas, recuerdos olvidados y reprimidos de manera que podamos reconocer e integrar o liberarlos.



Los aceites esenciales son sustancias volátiles y cada uno de ellos tienen una combinación única de moléculas, que al igual que la paleta de un artista, da a la planta la capacidad de ofrecernos aceites esenciales únicos, cada uno con su actividad biológica y propiedades para el bienestar psicológico y emocional. Encontramos diversa literatura en materia bioquímica y siempre podremos consultar la composición de un aceite esencial y de su lote a través de la cromatografía de gases y espectometría de masas que nos puede facilitar el laboratorio al que hemos adquirido. Aunque pueden y hay variaciones según el lote, año de producción,... en el análisis de un mismo aceite esencial, sí es cierto que hay una parte importante representativa a nivel molecular que nos ofrece indicaciones sobre la posible actividad terapéutica. 


La/s molécula/s representativas o destacadas de ese aceite esencial, nos pueden ofrecer pistas sobre su uso y se han establecido incluso clasificaciones. Una manera, puede ser, de simplificar y/o intentar resumir y hacer más "asequible" la diversidad bioquímica de los aceites esenciales ante el gran número de los que disponemos. Si nos ayuda, genial, pero no olvidemos que un aceite esencial no es sólo una molécula mayoritaria o su quimiotipo, que la interacción de decenas de moléculas es lo que nos ofrece la particularidad de ese producto. Y que por ello, cada uno requiere de su conocimiento y estudio individual. 


En base a esto, se han establecido clasificaciones destacando la polaridad, por ejemplo, si un aceite esencial es de naturaleza yan o yin. Cuando nos iniciamos puede ser un recurso para "saber por donde vamos", pero reitero el párrafo anterior: un aceite esencial dispone de mucho más que una molécula de una familia bioquímica y una actividad terapéutica, y estas agrupaciones no son o debemos considerarlas "estancas".

Si avanzamos un poco más allá de las propiedades y familias bioquímicas, cada aceite esencial nos ofrece una información única. Dónde crece, la parte de la planta de dónde se extrae, si hay mucha producción o es escasa, el rendimiento, su color, su textura, la intensidad de su aroma, su historia y el uso de esa planta a nivel tradicional... son un valor informativo al que deberíamos estar atentos y abiertos a recibir. 


¿Qué sensación te ofrecen los aceites esenciales "de color azul" que contienen camazuleno: de calor o de frío?, ¿qué sientes en tu piel con los aceites esenciales que provienen de resina: penetran rápidamente o crean una capa de protección?, ¿dónde sientes (en qué parte del cuerpo) los aceites esenciales que provienen de las agujas de los árboles?, ¿y los de las flores?, ¿qué sensación te transmiten las esencias de cítricos?... 

Desde una perspectiva energética y emocional también se han establecido ciertas agrupaciones sobre los efectos de la aromaterapia e incluso sobre ciertas áreas como los chakras o los desequilibrios que están vinculados con ellos. Es una literatura muy interesante, sólo debemos tener en cuenta que son perspectivas individuales, experiencias o saber que el autor nos transmite, pero que personalmente considero que tampoco debiéramos establecer como dogmas. Con esto me refiero por ejemplo: un autor puede considerar que un aceite esencial a nivel energético y/o emocional puede ayudarnos a arraigarnos, a darnos seguridad... pero si a mí al olerlo no me transmite esa sensación o me vincula con una experiencia contraria a esa idea, no pasa nada, no estoy equivocado. Tanto mi información es correcta como la del autor puesto que cada uno hemos vinculado de manera individual con ese aceite esencial.


Con cada contacto con un aceite esencial podemos tener un momento único: unos nos llevan rápidamente a experiencias pasadas, otros nos vinculan con personas, otros con experiencias que no han sido agradables o que estamos sanando, otros nos permiten ser en el instante presente, otros relajarnos, otros nos dan fortaleza, unos los sentimos en el pecho, otros en el estómago...

Cada aceite esencial en cada persona puede generar una reacción diferente. Tan válida una como otra, porque es nuestra experiencia, nuestra conexión, nuestro sentir, nuestros recuerdos. No hay una respuesta única ante un mismo aroma, la tuya es que vale para ti. Las clasificaciones, información, literatura, experiencias de compañeros,... sobre y con un aceite esencial pueden ser un punto de partida. Pero la única información válida para ti, es la que sientes en este instante con ese aceite esencial. Porque incluso, el paso del tiempo va haciendo que nuestra relación con algunos aceites esenciales cambie porque nosotros, nuestra vida, nuestra experiencia también es diferente y no somos ajenos a la evolución y al cambio. Esta es una de las grandes maravillas de la aromaterapia, uno de los grandes campos desde los que podemos acompañar procesos, recuerdos, vivencias... a nivel olfativo y emocional.



Para ello, deja de lado en un primer momento toda información intelectual, cierra los ojos y huele el aceite esencial. Escucha tu cuerpo, tu reacción, dónde lo sientes, si llega alguna imagen, algún recuerdo, alguna emoción... Y ahí tendrás tu propia clave. 

Lee, investiga, conoce las propiedades bioquímicas para el uso seguro de cada aceite esenciales, sus precauciones, la vinculación emocional y energética que nos transmiten ciertos autores, acude a cursos y charlas para conocerlos de cerca y saber con cuáles te vinculas ahora más fácilmente,... pero sobre todo siente cuál es tu conexión con cada aceite esencial y con lo que te transmite en este momento. 

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