sábado, 21 de mayo de 2016

Cómo elaborar un macerado de caléndula

La caléndula, Calendula officinalis, se conocía en todas las culturas antiguas como planta medicinal, colorante, especie y planta decorativa. La caléndula originaria del sur de Europa se cultiva en todas las regiones templadas del continente. Los principios activos más importantes son las saponinas y los alcoholes triterpénicos, los flavonoides, la hidroxicumarina, los carotinoides, los polisacáridos hidrosolubles y el aceite esencial. 

El macerado de caléndula, es decir, las flores de caléndula que se han macerado en un aceite vegetal para que éste adquiera sus propiedades terapéuticas, es uno de los usos más empleados en nuestra zona.  Se recomienda su uso tópico en caso de dermatitis, inflamación de las mucosas y cicatrización de lesiones. Las flores de caléndula alivian las inflamaciones, favorecen la cicatrización y destruyen virus y bacterias. Estudios clínicos han demostrado su eficacia en el tratamiento de quemaduras y escaldaduras. 


El aceite de caléndula es uno de los empleados en muchas formulaciones cosméticas por la suavidad y emoliencia que aporta a la piel, así como en linimentos oleocalcáreos. Emoliente y antiinflamatoria, está recomendada para pieles sensibles, cuperosis, rosácea, alergias cutáneas e irritaciones, ayudando a reconstruir la epidermis agredida. En este caso, una buena combinación de este macerado vegetal de caléndula sería con los aceites esenciales de siempreviva, Helicrysum italicum, o de lavanda, Lavandula officinalis angustifolia

Desde el mes de abril, aproximadamente, podemos encontrarlas en el momento óptimo para recolectarlas frescas. Y siempre a partir de una recolección respetuosa: nunca arrancamos la planta de raíz, dejamos flores en la planta para los insectos y para ella propia, agradecemos y respetamos el beneficio que la propia planta nos regala. Nosotros ya hemos realizado nuestra primera recolección de caléndula en familia. 

Tras la recolección, procedemos a la maceración: 

-Herviremos un bote con tapadera.
-Una vez seco introducimos las hierbas medicinales. Normalmente cubro 3/4 partes del bote con las plantas. Otras recomendaciones hablan de 20 gr. de planta por 250 gr. de aceite vegetal.
-Completamos hasta el borde del tarro con el aceite vegetal escogido. Un aceite vegetal que puede acompañar muy bien es el de girasol. Pero podemos emplear el que queramos o el que tengamos más a mano, siempre que sea de primera calidad.
-Cerramos el bote.
-Colocamos una etiqueta con la fecha de envasado y si es posible la fecha aproximada en la que ya estará listo, además de las plantas base para la elaboración del macerado.
-A partir de ahora queda la espera de unos 40 días y 40 noches a "sol y sereno". Podemos emplear también para la espera un ciclo lunar.
-Durante ese tiempo, lo movemos periódicamente
-Pasado el período de maceración, colamos el aceite vegetal y lo ponemos en otro bote de cristal con la fecha de envasado que nos servirá de guía para su utilización y controlar que no se enrancie. Si tenemos a disposición, le incorporamos unas gotas de vitamina E para prolongar la vida útil del aceite vegetal. 

-Guardamos en un armario alejado de altas temperaturas y si es posible que no le dé la luz directamente. 

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