Empleamos como base un macerado con hojas de eucalipto (de una querida amiga que las trajo directamente desde Galicia), tomillo y malva (nos interesa por su poder emoliente). Con esta base, sólo necesitábamos incorporar la cera para transformar el aceite vegetal en un ungüento. A pesar de que podíamos haber empleado directamente el aceite base con los aceites esenciales, para cualquier proceso respiratorio, el ungüento para mí es especialmente indicado, puesto que debemos masajearlo para que penetre bien en la piel, aportando calor a la zona, ofreciendo un pequeño masaje ante un proceso al que los "mimos" le van a igual estupendamente...
Y tras fundir la cera al baño María con el macerado base que ya tenía los principios activos de las plantas que habíamos incorporado, sólo faltaban los aceites esenciales. Una vez que ya ha bajado la temperatura del aceite vegetal y la cera, fuera del fuego, incorporamos los siguientes aceites esenciales. Especial conocimiento y cuidado en su selección puesto que el destinatario era un niño de 5 años. Nuestra elección:
-Ravintsara, Cinnamomum camphora cineoliferum. Con óxidos terpénicos y alcoholes terpénicos, especialmente útil en epidemias del aparato ORL como gripes, anginas, resfriados; en casos de debilidad del sistema inmunológico. Originario de Madagascar, su nombre en malgache significa "planta buena para todo", de forma que es la panacea para los habitantes de la isla. El árbol suele medir entre 5 y 8 metros, aunque puede llegar a alcanzar 15 metros. El aceite esencial se extrae por destilación al vapor de las hojas, siendo necesarias cerca de 100 kg. de éstas para obtener 800 ml. Un antiviral de excepción, muy bien tolerado, que podemos combinar en casos de epidemias con eucalipto radiata o laurel. Si no disponemos de Ravintsara, podríamos reemplazarlo con total seguridad por la Mandravasotra, Cinnamosma fragans.
-Eucalipto radiata, Eucalyptus Radiata. Se destilan las hojas para extraer por destilación de vapor un aceite esencial incoloro, con un olor muy fino y agradable (de todos los eucaliptos, es el de aroma más agradable para respirar). Son necesarias 100 kg. de hojas para obtener 2´5 litros de este aceite esencial que es bien tolerado por la epidermis y con una gran inocuidad utilizado en dosis fisiológicas. Los aborígenes de Australia utilizan sus hojas para sus molestias y es un bien preciado para los koalas que se alimentan de ellas. Es muy importante escoger el eucalipto indicado, del que estamos hablando puesto que lo emplearemos en un niño y necesitamos la acción de los óxidos terpénicos, 1´8 cineole, y monoterpenos, alfa-terpineol. El eucalipto radiata es uno de los aceites esenciales de botiquín de invierno familiar: su fuerte son las epidemias virales y las enfermedades de invierno (gripe, tos, rinofaringitis, bronquitis, sinusitis).
-Niaouli, Melaleuca quinquenervia. Un gran antiviral y antiinfeccioso, que podemos emplear a partir de los 3 años. Favorece la estimulación del sistema inmunológico y acompaña cualquier proceso relacionado con gripe, sinusitis, laringitis, bronquitis... Destacan los óxidos terpénicos, 1´8 cineole, y los monoterpenos tras el proceso de destilación de sus hojas.
Aunque si no tenemos suficiente información en el uso de aceites esenciales siempre debemos buscar asesoramiento, en el caso de los niñ@s debemos ser especialmente cuidadosos y adaptar las formulaciones a su edad.
De igual forma, especialmente en el dolor de garganta sería recomendable acompañarlo de un jarabe con propiedades mucilaginosas que suavicen la garganta (llantén, malvavisco y drosera). Si se aceptan, cualquiera de estos procesos podría estar acompañados por varias tisanas. Poca cantidad (medio vaso pequeño) pero tomas frecuentes, calientes y acompañadas de miel o incluso del jarabe. Una mezcla de plantas medicinales para estos procesos podría ser: equinácea (subir defensas y curarse antes), drosera (mucosa), tomillo (broncodilatador), eucalipto (antiséptico y broncodilatador) y orégano (antiséptico).
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