Empleamos como base un macerado con hojas de eucalipto (de una querida amiga que las trajo directamente desde Galicia), tomillo y malva (nos interesa por su poder emoliente). Con esta base, sólo necesitábamos incorporar la cera para transformar el aceite vegetal en un ungüento. A pesar de que podíamos haber empleado directamente el aceite base con los aceites esenciales, para cualquier proceso respiratorio, el ungüento para mí es especialmente indicado, puesto que debemos masajearlo para que penetre bien en la piel, aportando calor a la zona, ofreciendo un pequeño masaje ante un proceso al que los "mimos" le van a igual estupendamente...
Y tras fundir la cera al baño María con el macerado base que ya tenía los principios activos de las plantas que habíamos incorporado, sólo faltaban los aceites esenciales. Una vez que ya ha bajado la temperatura del aceite vegetal y la cera, fuera del fuego, incorporamos los siguientes aceites esenciales. Especial conocimiento y cuidado en su selección puesto que el destinatario era un niño de 5 años. Nuestra elección: