Un post personal para un día muy especial en nuestra familia: celebramos el cumpleaños de uno de mis niñ@s. Uno de esos días en los que las emociones se mezclan y en el que los recuerdos (cómo no) vienen acompañados también de aromas y olores.
¿Quién no recuerda el olor de su hij@ cuando era bebé, el olor de tantas horas pegados amamantándol@, el aroma de su piel recién salida del baño? Todo eso nos evoca y nos conecta con nuestro límbico, con los sentimientos que en ese momento habían en nuestro cuerpo. ¡Maravilloso! ¿verdad?
Por ello, este post hoy va dedicado a ti. A ti que al igual que tu hermano, pusiste mi mundo patas arribas, cambiando tantos paradigmas que habían en mi mente racional y dejando paso a una gran apertura de la parte más emocional que habita en mí.