En las sociedades
occidentales cada vez hay un mayor número de personas alérgicas. La alergia es
una respuesta anormal del cuerpo al contacto con una sustancia que implica a
numerosas funciones y órganos. Ya sea cutánea, respiratoria o alimentaria, una
reacción alérgica implica al sistema inmunitario del cuerpo.

La prevención debería
tenerse presente durante todo el año, sobre todo a nivel nutricional. Los
alimentos que se deben favorecer en una dieta anti-alérgica son aquellos que
contienen estos nutrientes: la vitamina C cuya función en el organismo es
antihistamínica; la vitamina E o tocoferol por su capacidad antioxidante; el
selenio que potencia el sistema inmunológico; el magnesio que relaja la
musculatura lisa disminuyendo los ataques asmáticos; el azufre estabilizando la
membrana celular crea resistencia a liberar la histamina; los flavonoides; la
vitamina B5 ayudando a las glándulas suprarrenales a producir cortisol y
reducir por tanto la congestión, así como la bromelaína y la papaína,
antiinflamatorias que reducen los síntomas de la sinusitis.
Además, se deben
reducir las proteínas procedentes de la carne, huevo, quesos fermentados y
leche, por proteínas procedentes del pescado o legumbres, yogur o kéfir sin
azúcar. Esto se debe a que el cuerpo necesita proteínas (aminoácidos) para
producir IgE, que son los responsables de las alergias. Una opción saludable y
a incluir en la alimentación de personas alérgicas es el aceite vegetal de
perilla: tiene una gran cantidad de omega 3 por lo que contribuye al buen
estado de las mucosas y a disminuir la inflamación en la alergia estacional.