Para la mayoría el verano está asociado a playa y/o montaña, mayor exposición y durante más horas al sol y al aire, días más largos... Es imprescindible que durante todos esos meses demos a la piel los cuidados y protección específicos, pero aún así, puede que al retomar el curso o tras la vuelta de vacaciones notemos que la piel necesita una atención mayor.
Te acerco estas propuestas para que empieces desde hoy mismo. Con un compromiso hacia tu cuidado y el de tu piel. Rutinas sencillas, pero que aportarán el mínimo que precisas y que deben constituir tu rutina básica facial.
-Aplica todos los días una crema hidratante adecuada a tu tipo de piel. Puedes adquirirla en cualquier establecimiento que comercialice cosmética econatural o puedes elaborarla tú misma. Si el último caso es tu elección, podrás personalizar y adaptar los ingredientes a las necesidades y tus circunstancias de cada momento. Aplica la crema realizando un suave masaje, mimando tu piel, entrando en contacto contigo misma. Es importantísima la hidratación a través de la crema, pero también por vía interna. De manera que estáte atenta a las señales que tu cuerpo te envía para que te hidrates, y hazlo a través de agua, infusiones, caldos... lo que más te apetezca según la época del año.
-Por las noches cuídate con un sérum personal. Es tan sencillo como que escojas un aceite vegetal base adecuado a tu tipo de piel, y le agregues en cada aplicación una gota del aceite esencial que escojas. Por ejemplo, si te gusta el aceite esencial de incienso, Boswellia carterii, o el de jara, Cistus ladaniferus, son excelentes opciones tras el "desgaste" del verano. Hazlo unos minutos antes de ir a la cama habiendo limpiado previamente y tras aplicar un tónico o hidrolato. Y dedícate un par de minutos a sentir cómo el sérum penetra, cómo