El litotamo es una pequeña alga roja de 2 cm. con las ramificaciones en forma de racimos, del tamaño de una nuez. Crece en el fondo del mar, en costas poco profundas (entre 10 y 60 m.), por ejemplo, en la costa Bretana, Islandis y Noruega, Inglaterra y en la costa mediterránea. Se utiliza desde hace unos cincuenta años en la agricultura ecológica para alcalinizar y fertilizar la tierra. Mejora la estructura del suelo y proporciona muchos minerales y oligoelementos, además de estimular la vida bacteriana. Se emplea en muchos complementos alimenticios porque favorece la asimilación del calcio y oligoelementos.
Si se ingiere, el litotamo presenta una alta biodisponibilidad. Contiene principalmente minerales, oligoelementos, así como un pequeño porcentaje de aminoácidos, ácido aspártico y glutámico y alginatos, en traza.
En este enlace podéis encontrar un artículo para profundizar:
Abonar con algas: el lithothamme.
En cosmética, el alga litotamo que se presenta como un polvo fino, es de utilidad como exfoliante suave, por lo que permite eliminar las células muertas y las impurezas de la piel. Además, por su composición, podemos escogerlos para elaborar pasta dentífrica, por ejemplo, gracias a su contenido en minerales.
Nosotros en esta ocasión hemos optado por incorporarla en una mascarilla facial, para proporcionarle un cuidado tras toda la semana de trabajo, purificarla y otorgarle una ligera exfoliación también al retirarla.