Se acerca el otoño y con él la posible llegada de ciertos procesos y patologías
más propias de esta época como los resfriados, gripe, sinusitis, otitis,
fiebre… Cuando alguien es más propenso a ser objeto de infecciones, se debe a
que su sistema inmunológico está debilitado. No se trata de una enfermedad del
sistema inmunológico, sino más bien de un debilitamiento del cuerpo por varias
causas: estrés, tensión psíquica o física, la ingestión de ciertos
medicamentos, la falta de sueño, la carencia de vitaminas y minerales, o la
presencia de enfermedades graves que afectan al estado general de salud.
La prevención es una de las primeras medidas que podemos
tomar desde ahora mismo. La echinácea y la uña de gato son dos plantas
medicinales que aumentan la actividad de los fagocitos del sistema inmunológico.
En numerosos estudios clínicos y experimentales se ha probado el efecto
antibacteriano, antiviral e inmunoestimulante de estas plantas. Podemos
emplearlos durante el período de un mes. Su efecto continuado reduce la
eficacia.
Otro pilar preventivo ante los resfriados y procesos víricos y bacterianos es la alimentación. El azúcar es uno de los peores enemigos del sistema defensivo de nuestro organismo porque espesa el sistema linfático y en éste, en los ganglios linfáticos, es donde se generan los linfocitos que son los leucocitos más potentes en la lucha contra virus y bacterias. Si la linfa está más densa y sucia por un consumo frecuente o exceso de azúcar, para los linfocitos es más complicado circular por ella y acudir de forma rápida y eficaz para contraatacar y responder ante la entrada de virus y bacterias.
Las grasas saturadas tendrían un efecto similar al azúcar en la linfa, siendo importantísimo eliminar o reducir el consumo de azúcares refinados, bollería, snacks, embutidos y carnes rojas. Los lácteos y los quesos curados se reducirán significativamente por el mismo motivo.