Los espacios pequeños y poco aireados que aumentan el contenido de humedad y la proliferación de ácaros es una de las causas. El entorno más contaminado aumenta la irritación respiratoria, los aditivos que se añaden a la comida, las sustancias sintéticas de los cosméticos, así como la predisposición genética son otros de los factores del número tan elevado de casos de alergias.
La prevención debería tenerse presente durante todo el año, sobre todo a nivel nutricional. Los alimentos que se deben favorecer en una dieta anti-alérgica son aquellos que contienen estos nutrientes: la vitamina C cuya función en el organismo es antihistamínica; la vitamina E o tocoferol por su capacidad antioxidante; el selenio que potencia el sistema inmunológico; el magnesio que relaja la musculatura lisa disminuyendo los ataques asmáticos; el azufre estabilizando la membrana celular crea resistencia a liberar la histamina; los flavonoides; la vitamina B5 ayudando a las glándulas suprarrenales a producir cortisol y reducir por tanto la congestión, así como la bormelaína y la papaína, antiinflamatorias que reducen los síntomas de la sinusitis.
Además, se deben reducir las proteínas