"Más allá de los aceites esenciales y vegetales, los hidrolatos son también una parte importante en la práctica de la Aromaterapia. Los hidrolatos son tan útiles como los aceites esenciales, si bien, no son tan conocidos y quizá estén infrautilizados dadas sus cualidades terapéuticas, por ejemplo, son magníficos para el tratamiento de la piel.
El agua destilada usada para extraer los componentes no solubles en agua del aceite esencial adquiere en el proceso de la destilación componentes aromáticos de la planta; son ácidos débiles hidrosolubles.
Los hidrolatos o aguas aromáticas son muy agradables de usar sobre la piel en spray, en baños aromáticos terapéuticos, cuidado de los pies y el cabello, añadir a tés o refrescos tanto en verano como en invierno. Son de gran ayuda en el cuidado de enfermos postrados en cama para la higiene diaria, aplicándolos con una esponja. También son fantásticos para añadir a cremas cosméticas y pueden sustituir las aguas de colonia con alcohol, aunque su efecto es más sutil. En general, las aguas aromáticas aumentan las propiedades terapéuticas de un producto concreto.
Para entender en profundidad qué es un hidrolato, se puede aplicar el concepto homeopático de “memoria del agua”, es decir, el agua aromática guarda la memoria molecular de los componentes de los aceites esenciales de la planta a un nivel energético, por lo que la acción sobre el cuerpo es más sutil y profunda en el campo energético de la persona.
Los hidrolatos son muy adecuados para personas con problemas de sensibilidad extrema en la piel o bien que se resisten a utilizar aceites esenciales por considerar que su aroma es demasiado potente o no les gusta el perfume, así como en las fases iniciales de tratamientos de alteraciones cutáneas, como el eczema y la psoriasis, o heridas y llagas que pueden ser demasiado dolorosos en un primer momento al producir escozor. En estos casos, se lava la zona con agua floral de manzanilla, de tomillo, de romero, de enebro, depende de la patología en concreto.