Estos días suelen estar rodeados de festivales de fuego o de luz, como las velas que solemos colocar en nuestras mesas estos días, celebrando el renacimiento del Sol. Un festival del fuego asociado a la fertilidad y la continuación de la vida, pero que a diferencia del solsticio de verano que suele ser más público y al aire libre, Yule se presta a una celebración más privada y doméstica.
Ya en las tradiciones romanas se celebraban las Saturnalias en las que ramas de árboles de hojas perennes y arbustos solían decorar las casas, donde se intercambiaban regalos y se paraban las actividades normales. En Persia, el 25 de diciembre se celebraba el nacimiento de su dios del sol, Mitra, y lo celebraban como una victoria de la luz sobre la oscuridad. La fiesta ha estado vinculada con el nacimiento de más dioses paganos com Edipo, Teseo, Hércules, Perseo, Jason, Dionisios, Horus... No puede ser coincidencia que los cristianos también celebren la Navidad con el nacimiento de Cristo, vinculado místicamente con el Sol.
Propuesta
Mi propuesta para esa noche: en una mesa colocar algunas hierbas o plantas que representen esta época como laurel, muérdago, pino, salvia o cedro. También puede ser una corona de flores o una flor de Pascua. Acompañarlo de tres velas: una de color rojo, otra dorada y otra blanca. Y también con un plato con frutos secos, galletas de jengibre, un té con jengibre y canela, unas manzanas asadas con nuez moscada y canela, o de un vasito de sidra (a escoger, algún alimento propio de estos días fríos y de celebración con especias y condimentos navideños).
Si es posible, realiza una sinergia con aceites esenciales. Algunas de las que pueden ser especialmente útiles son:
Cedro del Atlas (que con su toque amaderado, conecta nuestras energías terrenas con la parte más espiritual pasando por el corazón, es decir, uniendo armónicamente 1, 4 y 7 chakra).
Incienso y la Mirra aceites sagrados vinculados plenamente con la espiritualidad y la visión de futuro. Un toque de jengibre y de pomelo nos aportarán la calidez para estos días y la alegría para vivir el proceso.
Esa sinergia la emplearíamos en difusión y también podríamos colocar una gota en la frente y en las muñecas.
Y con todo ese espacio, realiza un tiempo de meditación e introspección. ¡Céntrate en los nuevos comienzos, planifica tu futuro! Siente la Magia que nos acompaña día a día.
El solsticio de invierno nos llama a fijar todos los asuntos en los que queremos prosperar, todas las intenciones que queremos sembrar, nuestros propósitos de crecimiento y de avance. Piensa en esos objetivos a largo plazo que quieres materializar, pero siéntelos a lo grande, en esos sueños que de verdad deseas. No puedes esperar quiet@ a que las cosas se materialicen, pon tus energías en marcha, vislumbra a lo grande porque tienes todo el potencial para hacerlo realidad. Ahora piénsalas, siéntelas, poco a poco van a ir madurando y dando sus frutos.
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