Plantas medicinales para aumentar las defensas

Hay variedad de plantas medicinales que pueden ayudarnos a aumentar nuestras defensas. Te mostramos 3 de las más potentes en esta cuestión:

La equinácea pálida ha demostrado que estimula el sistema inmunológico. Es una planta perenne de 45 cm. de altura. Sus hojas tienen grandes capítulos de flores que aparecen aislados o en grupos pequeños. Se utiliza tanto la raíz como la parte aérea con fines medicinales. Los principios activos más característicos de la raíz son los hidratos de carbono de cadena larga, que estimulan el sistema inmunológico. También cabe destacar otros principios como los ésteres de ácido cafeico y los aceites esenciales.

Los indios de América del Norte ya utilizaban la equinácea pálida. En el siglo XVIII ya estaba muy extendido su uso entre los aborígenes norteamericanos para tratar diversas enfermedades. Como constatan los yacimientos arqueológicos de Nebraska, en los que se encontraron raíces de una de las especies de equinácea, en este asentamiento se utilizaba la equinácea como planta medicinal entre 1772 y 1810.

Popularmente se ha empleado en caso de fiebre, gripe, tos, afecciones gástricas, sinusitis paranasal, parásitos intestinales y tifus.

Se suele utilizar en preparados sobre todo comprimidos, grageas y gotas. Su ingestión no debe prolongarse durante más de ocho semanas ya que no cuenta con resultados de estudio a largo plazo. No es recomendable consumir preparados de equinácea si se sufre una enfermedad permanente como la tuberculosis, SIDA, esclerosis múltiple o cualquier tipo de enfermedad inmunológica. Lo mismo se aplica a la ingestión de medicamentos que reducen las defensas del sistema inmunitario, por ejemplo, tras el trasplante de un órgano. Puede hacer que el cuerpo rechace el órgano trasplantado.

Se recomienda como terapia de apoyo en caso de infecciones gripales y en la prevención de resfriados. En numerosos estudios clínicos y experimentales se ha probado el efecto antibacteriano, antiviral e inmunoestimulante de esta planta. En experimentos celulares y en pruebas con ratones quedó demostrado que el equinácea puede aumentar la actividad de los fagocitos del sistema inmunológico.

Uña de gato. Uncaria tormentosa.  Los indios ashaninka utilizaban la uña de gato como planta medicinal en la zona amazónica peruana desde hace siglos. Este pueblo no conocía la escritura y los conquistadores y misioneros españoles rechazaron el saber tradicional de los curanderos indios. No fue hasta los años setenta cuando los botánicos ingleses describieron su aplicación médica. A partir de entonces, la uña de gato experimentó una gran difusión mundial como complemento alimenticio.

Se utiliza la corteza de las raíces y a veces la del tronco. Se prepara en decocción. Se debe dejar que hierva 20-30 minutos y beber 4 tazas al día. Los alcaloides oxindol pentacíclicos regulan la actividad del sistema inmunológico estimulando a los linfocitos poco activos, tan importantes para nuestras defensas. En cambio, inhiben los linfocitos altamente reactivos que producen las inflamaciones en el marco de las enfermedades autoinmunológicas.

Pelargonium sidoides. La raíz de pelargonium sidoides, un tipo de geranio sudafricano, conocido por el nombre de umckloabo, tiene un efecto antimicrobiano y fortalece las defensas del sistema inmunológico. Sus poderes curativos fueron descubiertos hace siglos por los curanderos del pueblo zulú que los empleaban en el tratamiento de infecciones. Su extracto activa determinadas sustancias muy específicas de sistema inmunológico. Además de propiedades antibacterianas, presenta una gran capacidad para combatir virus: el extracto evita la destrucción de las células y activa al mismo tiempo las defensas antivirales endógenas.

Se utilizan preparados (gotas) con extracto fluido. No es habitual emplear esta planta en forma de infusión.